El Frente Sandinista de Liberación Nacional se funda en el año de 1961 como una organización político-militar, teniendo como ejemplo político principal la lucha de Sandino en defensa de la soberanía del país frente a la invasión de las tropas de los Estados Unidos. Su objetivo principal es el derrocamiento de la dictadura somocista a través de la lucha armada para lograr la toma del poder político, la democratización y el progreso de Nicaragua.
Los principales fundadores del FSLN son, entre otros, Carlos Fonseca, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Silvio Mayorga, Pablo Ubeda, Germán Pomares y Tomás Borge.
La primera acción guerrillera se realiza en una profunda zona montañosa del norte de Nicaragua, en el departamento de Jinotega, en las áreas fronterizas con Honduras denominadas Raití y Bocay. Para sofocar esta incipiente guerrilla, la guardia nacional de Somoza coordina acciones con la guardia de Honduras y ambas atacan y derrotan al grupo guerrillero sandinista, muriendo en esta acción un porcentaje importante de los fundadores del FSLN. Luego de esta primer derrota, el Frente Sandinista se reestructura, se fortalece, realiza nuevas acciones organizativas en la ciudad y en las montañas, organiza a los jóvenes estudiantes de secundaria y de la universidad, a sectores obreros importantes, a núcleos de pequeños campesinos de las montañas de Matagalpa y Jinotega, a intelectuales e incluso a grandes propietarios de las zonas de Matagalpa y Chontales; funda el Frente Estudiantil Revolucionario, una especie de organización intermedia que trabaja en secundaria y en la universidad y que se constituyó en la punta de lanza para organizar a los estudiantes y a los pobladores urbanos.
En Noviembre del 76 en combate desigual en Zinica, muere el fundador y líder máximo del FSLN: Carlos Fonseca lo que significó un duro revés para el sandinismo, pero que, en vez de amilanarlo, le dio mayor coraje para continuar la lucha.
Mientras los combates se recrudecen en las principales ciudades de Nicaragua, el gobierno de los Estados Unidos intenta manipular a la OEA con el objeto de que ésta designe fuerzas interventoras en Nicaragua, el intento de Estados Unidos fracasa al tener la oposición absoluta de los principales gobiernos latinoamericanos; posteriormente, pretextando motivos humanitarios intenta afincar fuerzas militares en Costa Rica para desde allí intentar algún esfuerzo militar en Nicaragua; esta intentona también fracasa. Finalmente, en esfuerzos negociadores con las fuerzas insurgentes sandinistas, pretende influir en la composición de la Junta de Gobierno de Reconstrucción nacional, asunto que no logra concluir con éxito. Ante todas estas adversidades, a los Estados Unidos no le queda más alternativa que demandarle a Somoza su renuncia a la Presidencia de Nicaragua para buscar como evitar el derrocamiento definitivo de la guardia de Somoza. Somoza es obligado a renunciar y es sustituido por el Presidente del Congreso Nacional, el Dr. Francisco Urcuyo, quien al sentirse posesionado de la banda presidencial pretende concluir el período de Somoza y llama al Frente Sandinista a deponer las armas y entregar las mismas ante su gobierno; esta actitud acelera el avance de las fuerzas militares sandinistas sobre Managua y en 24 horas el Dr. Urcuyo huye del país, la guardia somocista se derrumba estrepitosamente y el Frente Sandinista liquida a la dictadura militar somocista y asume a través de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional los destinos de Nicaragua.
Una vez tomado el poder el Frente Sandinista inicia una serie de transformaciones profundas en el país, empezando por expropiar los bienes de la familia Somoza y de sus allegados; por impulsar una reforma agraria integral; nacionalizando las minas, la pesca y los recursos naturales; impulsando la Cruzada Nacional de Alfabetización que redujo el analfabetismo del 53 al 12%; impulsando campañas de salud y limpieza; educación para todos, acceso a la universidad de todos los sectores y creación de condiciones para el desarrollo de la niñez, de la juventud, de las mujeres, de los campesinos y de los trabajadores. La expropiación de los bienes de las compañías transnacionales y de algunos sectores de la oligarquía, y la solidaridad internacional manifestada por la Revolución Popular Sandinista, trajo como consecuencia la ofensiva militar de los Estados Unidos contra la revolución que empezó minando puertos, bombardeando unidades productivas, dinamitando puentes y torres eléctricas y continuó durante diez años con lo que la administración Reagan llamó "una guerra de baja intensidad". Esta guerra le costó al pueblo de Nicaragua cerca de 50 mil muertos, la destrucción de gran parte de su infraestructura, de sus unidades productivas y la obstaculización del desarrollo que estratégicamente la revolución quería impulsar. Ante esta agresión abierta, Nicaragua recurrió ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, acusando a los Estados Unidos y después de la presentación de pruebas contundentes el alto tribunal internacional de justicia determinó que el gobierno de los Estados Unidos era responsable de agresión y destrucción de vida y bienes contra el gobierno y el pueblo de Nicaragua, obligando de esta forma al gobierno del presidente Reagan a que cumpliera con una indemnización al gobierno y pueblo de Nicaragua por los daños causados.
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